jueves, 19 de agosto de 2010

138º Carta

Singapur, Jueves 19 de Agosto de 2010

Mujer mía:
Aquí estoy, escribiéndote desde el avión, esperando con calmada respiración a que transcurran las cinco aburridas horas que quedan por delante. Porque aunque estés sentada a mi lado (y soy feliz por ello, no confundas), no es igual cuando estás callada, que cuando me hablas y mientras me miras a los ojos; a veces con mucho amor y otras con ganas de romperme algo en la cabeza. Y yo te amo más con cada una de esas miradas, al escuchar cada tono de tu voz.. con tus juegos, tus retos, tus palabras tiernas y aún cuando dices cosas que no me gusta escuchar, aún cuando me haces enojar, a veces sin saberlo, otras tal vez sospechándolo. Me gusta escuchar tu voz y que estés despierta para compartir todos y cada uno de los sucesos que ocurren en nuestra vida.
Soledad presente, lo que diera porque la soledad fuera la ausente y no tú. Algunas veces me siento perdido, porque cuando no estás soy tan débil, tan vulnerable, me vuelvo aire y nada existe, nada me hace reír y si algo lo hiciera, sólo es por un miserable instante. Eso es porque mi sonrisa es tuya, y tú la inventas para mí.
Pero como siempre, desde que me enamoré de ti, siento estos sentimientos contradictorios. Por un lado, me siento dichoso de que me embargue esta lenta tristeza que es extrañarte tanto, porque significa que te amo y ni yo sé cuánto. Por otro lado, desearía no sentirme así, porque como ya te dije, me convierto en débil y no sirvo para nada extrañándote así.
¿Cómo, Adhy? ¿Tú sabes como pasó? ¿Cómo te convertiste en la persona más importante para mí? ¿Cómo me hice dependiente de tu amor y ya no existo si no estás tú para existir a mi lado? ¿en que momento pasaste de ser "una más" a ser "la única"? ¿Y cómo yo dejé de ser un don nadie y un poco de diversión, para serlo todo en tu vida? que sucias trampas nos juega el amor y el destino, nos engaña para que caigamos en sus redes y no nos zafamos, porque nos gusta estar en ellas.. como a mí me gusta amarte, aunque duela extrañarte tanto, aunque seas quién me da ganas de vivir y cuando no estás me las quites. ¿Cómo pasó? no lo sé, sólo puedo decirte que soy muy feliz porque ocurrió y que te amo cada día más, y te me haces necesaria, más que el aire que respiro.

Te amo, mujer mía.. tuyo, Frank.

No hay comentarios:

Publicar un comentario