miércoles, 18 de agosto de 2010

137º Carta

Shangai, Jueves 19 de Agosto de 2010, madrugada.

Amada mía:
Debo reconocer que me está costando escribir una carta por día y no podría asegurarte de cuál sea el motivo. Quiero contarte que estoy muy bien, aunque te extraño y a veces me pongo un poco loco (no me hagas caso, cosas mías), soy feliz contigo. A veces mis miedos se presentan, y a lo único que atino es a mirar expectante el futuro, el qué pasará. A veces no creo que todo esto esté pasando, que seas mi esposa, que me ames, que me hayas dicho que sí a tener una hija juntos. Todos mis sueños se están cumpliendo y a veces temo que ser tan feliz esté prohibido y algo terrible estuviera a punto de suceder, pero luego me refugio en tus brazos y en el amor que me das y soy feliz con el presente, con lo que tengo hoy, por ser tu dueño.
Hoy me pediste que luego de la próxima gira nos tomáramos un año de vacaciones, y aunque me gustan las vacaciones tengo miedo. Perdón mi amor, tú no mereces tener al lado a alguien que siempre tenga miedo, pero no puedo evitarlo; y por ti los enfrento y sigo adelante, siendo tu compañero contra viento y marea. Pero te juro que en lo único que pensaba cuando me hablaste de esas vacaciones es si Alonso también estaría de vacaciones en Barce, si habrían otros. Perdón otra vez, sé que te había dicho que no haría más escenas, y lo voy a cumplir, pero evidentemente mis celos, están pegados al gran amor que siento por ti. Son como nosotros dos, son amantes.. mis celos y ese amor se aman, hacen el amor, pero también son opuestos y se pelean por no poder compatibilizar. Así que, mientras te ame, te seguiré celando, leyes de la vida, mi amor.. si pudiera suprimir un sentimiento, me hubiera arrancado del corazón el amor que sentía por ti, cuando recién comenzaba a nacer (aunque me contradigo, porque cuando me di cuenta que estaba enamorado de ti, ya era con locura) y hoy no estaríamos juntos. Así que valió la pena dejar que ese sentimiento viviera en mi corazón, y tal vez, valga la pena dejar que estos celos que alguna vez te gustaron y luego empezaste a odiar, y los mismos que odio yo, vivan en mi corazón. Quién sabe, tal vez sea la forma de que nunca jamás dejes de importarme, de que nunca deje de mirarte, de desearte, de amar el tiempo que pasas conmigo, de sentirme el hombre más feliz de todos por ser tu amor, tu esposo, por ser el que no te deja dormir en las noches y que te despierta con un beso en las mañanas (bien, en los mediodías), ser el único capáz de hacerte sentir las cosas que sólo yo puedo (qué trabalenguas), o ¿me vas a decir ahora que con algún otro has llegado a tocar el cielo con las manos?, ¿me vas a decir que con algún otro tuviste una experiencia religiosa?, ¿me dirás tal vez que por algún otro sentiste esa adicción que sientes por mí? estoy seguro que ni siquiera por tus caprichos sentiste algo como lo que sientes por mí.. y eso es porque soy el amor de tu vida. El sólo hecho de pensar eso, mi amor, me tiene en las alturas, en otra realidad. Si cada vez que escucho que dices que me amas, me derrito por dentro y te amo más todavía. Me gusta escuchar cuando me llamas "amor", cuando me dices que me amas "tanto" y en cambio, me siento menos que la nada cuando no me miras o no me hablas. Cosa que no ocurre, por fortuna, porque tengo a diario tus besos, que son como un regalo preciado para mí. Tengo tus caricias y tu voz, que son mías.. y tu cuerpo, tu increíble cuerpo amándome salvajemente y luego descansando pegado al mío o enredado. Y aún sabiendo todo eso, los celos son inevitables, pero sólo son la pesada carga que debo llevar mientras voy trepando la montaña; el equipaje es necesario y molesta, pero cuando se llega a la cima, ya no se recuerda aquel sentimiento de cansancio o dolor, porque se obtiene la preciada recompensa. Así me siento yo, amor, cuando sé que te tengo a ti, que eres toda mía y que mío es tu amor.

Y yo soy tuyo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario