lunes, 28 de diciembre de 2009

Centésima décimo séptima carta

Barcelona, Lunes 28 de Diciembre de 2009

Mi amor:
No te puedo llamar de otra manera, no ahora. Te he pedido que me olvides, con lágrimas en los ojos, lágrimas que estaban a punto de salir. Sinceramente, pienso que te estoy estorbando. Anoche soñé contigo otra vez, como todas las noches, y esta mañana seguí pensando y pensando en ti. Aunque esté con otras personas no puedo dejar de extrañarte. ¡Cómo me gustaría volver a ser tu juguete!, antes no quería serlo, quería que me amaras, pero ahora, anhelo ser tu juguete. Cómo me gustaría que juegues conmigo, que vengas y te vayas, que pases y me dejes. No así, no estando separado de ti, esto no es vida.
Lo he pensado, mucho, creo que lo mejor es desaparecer de tu vida. Sé que me costará y en el intento no dejaré de pensar un segundo en ti, pero tal vez lo mejor sea tirar todo, destruir todo, y luego, cuando pase el tiempo, volver a armarlo. Empezar todo de cero. Sé que es arriesgado, sé que es estúpido, pero tengo que hacer el intento, porque después que hablamos ayer, me di cuenta que aún quedan muchos enojos y resentimientos en tu corazón.
Te diré que todo terminó, que te he olvidado, incluso que me he enamorado de otra persona, que es mi nuevo amor, si eso hace posible que podamos volver a estar juntos. Hasta que me olvides, voy a intentarlo. Sé que es una locura, pero creo que no tengo más opción, es muy arriesgado, mucho, pero lo intentaré. Lo haré por nuestro amor, aquel, amor, nuestro amor.

Tuyo, Frank.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Centésima décimo sexta carta

Barcelona, Sábado 26 de Diciembre de 2009

Adhara:
El tiempo que me has propuesto, cada vez me hace más grandes las heridas; voy a reconocer que los cuatro primeros días me hizo bien, a pesar de que pude llegar a pensar lo contrario, pero lo que sigue es desesperante y una tortura para mí.
Pasé por México, desesperado, buscando diversión y sobre todo una salida. No puedo estar sin ti, pero tampoco separado, procuro olvidarte. Te amo con toda mi alma, pero lo que me estás haciendo es un pago injusto a todo el amor que te di. Que me equivoqué, seguro; qué fui celoso y posesivo, sí, pero nunca dejé de darte amor, mi amor; nunca dejaste de ser la primera en mi vida. Mi primer pensamiento al despertar y el último al dormir. Lo que me estás haciendo es doloroso, pero no un dolor desgarrador, sino un dolor angustiante, constante y bajito.
Y yo trato de olvidarte, cada día, cada hora, cada minuto y segundo; no porque no te ame, ni quiera hacerlo, sino porque lo necesito, porque duele tu ausencia y el vacío que siento en mí mismo. Te extraño, te extraño tanto y no sé cómo haces tú para estar sin mí. Tú mientras tratas de olvidarlo a él y eso es algo muy doloroso. No sé si podré perdonarte este tiempo, sinceramente no sé si podré.
Porque por más malo e injusto que haya sido, no lo merezco. No merezco este castigo, porque cada vez que me comporté como lo hice, fue por amor y nada más que por eso. ¿Cómo podría hacerlo, si me estás sacando lo que más amo, lo que más me importa y lo que más quiero en esta vida? Sé que dices que necesitas tu tiempo, pero estoy algo cansado de esperar, porque siempre es alguien más que se interpone entre nosotros, porque hace años que estoy esperando que me ames, hace años que espero ser feliz contigo.
Comienza en días la gira, y aunque vi que va a ir gente conocida, pienso que tú y yo estaremos separados y eso no me gusta, nada. ¿Sabes?, creo que si este tiempo termina con la muerte de Tomas o unos días después de eso, no te lo podré perdonar nunca; en cambio si vuelves a mí, a pesar de qué él siga por ahí dando vueltas, me quedaré a tu lado para siempre.

El que un día fue tuyo, Frank.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Centésima décimo quinta carta

Buenos Aires, Viernes 25 de Diciembre de 2009

Querida Geisha:
Me duele, ¡Qué dolor de cabeza!, ayer no tendría que haber tomado esas pastillas rosadas, ni beber tequila, ni fumar todo lo que fumé. Encima ensayo, otro ensayo, ensayos y más ensayos. Tengo ganas de hacer un viaje, pero no puedo si nos pasamos ensayando.
Ayer, en medio de una tremenda intoxicación, me di cuenta que la vida es una sola, sólo se vive una vez... nada es para siempre, y hoy puede ser un gran día; no estoy dispuesto a perderlo sufriendo, lloriqueando o en dudas, ya no. Espero que entiendas lo que quiero decirte; si quieres arreglamos ya las cosas, sino te voy a esperar, pero no. Voy a tratar de hacer una vida en la que tú no estés. Estos días sin ti me han servido para darme cuenta que nadie muere por amor y no me voy a morir sin ti; tú misma te has encargado de mostrarme que ese sentimiento de adicción hacia ti, no era más que una obsesión. Pero ahora me doy cuenta que aunque te ame, podría seguir viviendo si tú no estuvieras en mi vida, te extrañaría, sí, por supuesto, pensaría en ti un tiempo... pero me parece que si otro amor apareciera en mi vida, no me cerraría a amar, pero si amara a otra, me olvidaría de ti. No porque no te amara más ni estuvieras en mi corazón, sino por respeto, por lealtad, te quitaría de mi vida de un tirón. Dolería tal vez, pero no estaría con otra persona siguiendo amándote a ti.
Ayer no te vi en todo el día, ni hablamos. Hoy... puede ser un gran día, imposible de recuperar, no lo arruinaré, y espero que tú tampoco.

Te ama, Frank.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Centésima décimo cuarta carta

Buenos Aires, Jueves 24 de Diciembre de 2009

Querida mía:
Llueve. Está lloviendo en mi alma; sinceramente no sé cómo me va a afectar este tiempo a mí, es frío, trsite y doloroso. Lo peor de todo es que analizo todas y cada una de las posibiildades y no sé "qué será mejor o qué será peor". Ser feliz o no. Yo también debo cambiar para amarte; debo volverme ciego, sordomudo. Hace días que no te veo "no sé con quién estás ni me importa", lo que me queda claro es que te da igual estar conmigo, porque si me extrañaras de la forma que yo lo hago a ti, este tiempo ya hubiera terminado.
La que me queda claro es que te da igual porque estás con Tomas, te diviertes, lo estás pasando genial sin mí, todo concluirá cuando te des cuenta que sin mis celos y amor enfermisos estás mejor, y me digas que terminamos definitivamente. Imagino tus argumentos, que es para no hacerme más daño, sin entender que el mayor daño que me haces es mantenerme lejos de ti; no sé si vamos a pasar este tiempo; no sé si voy a superarlo, esto es para mí un castigo, ¿Cuándo me vas a quitar este castigo?, ¿Cuándo vas a quitar la barrera que has puesto entre nosotros?, ¿La quitarás algún día? dime que sí, que todo volverá a ser como antes. Dame una esperanza, una razón para seguir, hazme entender qué significa este tiempo, dime qué vale la pena seguir intentándolo, levántame el castigo, por favor, amor.

Frank.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Centésima décimo tercera carta

Buenos Aires, Miércoles 23 de Diciembre de 2009

Para ti, querida:
Al parecer estaba algo equivocado respecto a tus intenciones con este tiempo que me pediste. No sé qué es lo que quieres... bueno sí, encontrarte a tí misma. Yo no sé de qué forma me afecta ésto. Ayer me sentía muy solo. Tú tienes a tu otro amor, a los otros... y yo sólo te tengo a ti. No tengo ganas de nada, quisiera llamar a los gritos a aquella super heroína que estaba dispuesta a salvarme, pero no lo puedo hacer; me pediste "cero presiones, celos, poseciones·, así que sólo me limitaré a respirar, a abrir los ojos algunos días, a escucharte, a responderte, pero no voy a decir nada para que no te sientas presionada, para que no te sientas una presa conmigo.
Mientras escribo esta carta me siento triste, porque tengo en la cabeza la imagen de nosotros dos desangrándonos, lastimados, y aún así, nosotros somos los que curamos esas heridas. Tú a mí y yo a ti; tú cuidándome y yo haciendo lo que más me cuesta pero para ti es necesario: alejándome de ti; sinceramente espero que este tiempo no sea perjudicial para alguno de los dos.
No pensaba en volver a entrar; pensaba estar en punto muerto hasta que tú decidieras que el tiempo había terminado. Pero luego, durante el día, penséq ue debería intentar construir una vida lejos de ti, entiéndeme, yo creía que este tiempo era estar separados, no estar más juntos. Iba a buscar una salida: el mar, tan poderoso; no iba a matarme, pero sí encontrar mi lugar; pensaba buscar frente al mar una nueva razón, un escape, sanar mis heridas y dejar de pensar en ti; pero me encontré varios mensajes tuyos, canciones, palabras de amor y disculpas. No me fui, y tú te quedaste a dormir conmigo, sólo a eso, como amigos. No sé qué pasará, ¿se arreglarán las cosas o finalmente tendremos que decir adiós? No lo sé y pienso que a estas alturas, puedo esperar cualquier cosa. No sé cómo arreglar las cosas y tal vez prefiero no actuar, no hablar, esconderte el corazón, no me hagas preguntas. El tiempo dirá.

Frank.

Centésima duodécima carta

Buenos Aires, Martes 22 de Diciembre de 2009

Para ti:
Anoche me dormí pensando en ti, tú, ¿me habrás pensado?, estoy seguro que sí, ¿me extrañarás?, supongo que sí, porque querrás estar conmigo, aún peleando; yo sé que tu vida sin mí no va a ser igual, y lo mismo mi vida sin ti, porque uno se acostumbra pronto a las cosas buenas. Y es difícil olvidarlas, así como no podrás olvidar mi amor.
Este tiempo que me has pedido, supongo que también a mí me servirá; me dará tiempo para pensar. ¿Puede que por fin aprenda a estar sin ti? no lo sé, tal vez no lo aprenda pero me resigne a estarlo. Qué difícil es, qué frío, qué vacío, qué nada, que de sueños aparecen en mi cabeza; sabes que soy un soñador y sueño contigo, y que alguna vez volverás por mi amor.
¿Sabes? me sigo sintiendo privilegiado, importante, Bubba y yo somos especiales, ya que somos los únicos a los que le dices "no"; yo soy el único con el que te niegas a estar, ni aún quieres hacerlo por diversión. ¿Será que tanto me odias?, ¿o que tanto me amas? Me trajiste comida a casa; la comida es buena para levantar el ánimo. Lo malo es que voy a engordar: imagínate, comiendo todo lo que me trajiste, bebiendo tequila, cervezas y tirado en un sofá viendo televisión, o en mi cama mirando el techo. No hay acción, estoy aletargado, en punto muerto, sólo pienso y pienso; trato de no recordar, pienso en el futuro, en ti. Voy a engordar, de eso estoy seguro, si alguna vez vuelves a mi lado, tendrás que ayudarme a bajar todos esos kilos de más.
Trato de no pensar en lo que estás haciendo; cuando hablo con Ana por teléfono, le pido que no me cuente, no quiero saberlo. ¿Celos otra vez?, no. ¿Miedo?, no. Necesito despejar mi cabeza y no pensar en nada. No quiero verte, mi amor, no hasta que vuelvas a mi lado. Y sé que te extrañaré, y mucho, porque te extrañaré cada minuto, como lo estoy haciendo ahora. Pero es lo mejor, un tiempo es lo mejor; espero que no sea demasiado, no tardes en recordar que morías sin mí.

Frank.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Día Segundo

Y por lo visto no estaba tan errado. Quién hubiera dicho que un 20 de Diciembre se terminaría nuestro amor, porque no estoy seguro si alguna vez nos recuperaremos de éste "tiempo" que te tomas. No sé si te lo podré perdonar alguna vez.

Día segundo (7/12/2009)

Mi habitación está tan vacía, y aún así, escucho en los rincones tu risa que se unía a la mía para crear una dulce melodía. Me parece increíble que no estés aquí, que no pueda darte mis besos, mis abrazos. ¿Con quién estarás?, ¿Quién estará obteniendo tus ratos de amor?
Si alguna vez nos encontramos en algún lugar, no me mires a los ojos, porque tendré que empezar a olvidarte de nuevo. No me digas ni una palabra, porque mis oídos revivirán en mi corazón todo lo que un día sentí por ti, lo que habré podido enterrar en el foso de mi olvido. Nunca jamás digas que me conociste y menos que me amaste, porque yo no lo podría negar y me odiaría.
Nunca olvidaré que me amaste, ni siquiera uno de los momentos que vivimos juntos, pero los recordaré como experiencias de un tercero, un cuento de hadas que me contaron, porque ese no era yo. El que fue tan feliz no pude haber sido yo, mira este deshecho de hombre, nunca pudo haber sido feliz. El cuento se acabó y con él murieron todas mis ilusiones.

Frank.

Día Primero

Esta carta la escribí un día, triste, agobiado, pensando en el futuro negro que nos esperaba.

Día primero (7/12/09)

Hoy es el primer día sin ti, el vacío de no tenerte en mi cama es grande, pero más grande aún es el vacío que siento en el alma. Es demasiado grande, demasiado frío. Sin ti, no seré el que era, sino sólo un trozo de aquel loco que moría por tus besos. Esta fue mi primera noche sin ti, y cuando en plena madrugada me di vuelta para tocarte, y sólo encontré el hueco de tu presencia a mi lado, lloré.
Lloré, como los hombres no lloran. Y te perdí como los hombres cobardes que se dan por vencidos a la primera. Qué frío siento en mi alma, el fuego de mi corazón se quedó contigo y sé que sólo bastaría una mirada tuya para que se avivara en mí. Pero no estás, te has ido, y todos mis sueños no cumplidos contigo. Y lloro, sigo llorando, como los hombres no lloran, porque sin ti, no soy el que era, sólo soy un trozo de hombre. La parte buena se quedó contigo, se va contigo y a dónde vayas, estaré en tu corazón, porque me seguirás amando, salvo que me odies y sé que no me odiarás, porque esta despedida, me ha dolido tanto como a ti. Pero ya no podía, amor, no lo podía sufrir más. Sufrir tu libertad y tú la esclavitud de estar conmigo, ya no.
Por eso, en este primer día sin ti, me siento perdido sin tu presencia y pienso que tú estarás consolándote con quien aparezca en tu camino. Ojalá, amor, encuentres un amor verdadero, alguien que pueda darte todo lo que yo no he podido, y ojalá que te ame, al menos la mitad de lo que yo te he amado.

Tuyo por siempre, Frank.

Centésima undécima carta

Buenos Aires, Lunes 21 de Diciembre de 2009

Amada, para ti:
Esta es la primera carta que te escribo desde que ya no estamos juntos. Intentaré no hablar del pasado, porque soy un hombre nuevo y seré otro. Tu ausencia a mi lado es como una triste existencia; no sé dónde estás, ni qué haces, ni con quién; me entristece, pero creo que no me importa. Porque tengo el corazón raro porque me pediste tiempo para no llegar a odiarme. ¿Cuánto será ese tiempo?, no lo sé, sólo espero que sea antes que te olvide.
Esta es la primera carta porque las anteriores ya te las he entregado, y éstas tal vez te las entregue el día que nos casemos (si es que alguna vez ese día llega), cuando yo muera, cuando terminemos (si es que alguna vez regresas a mi lado), cuando llueva o cuando haya sol; en fin, creo que esta nueva tanda te la entregaré cuando yo quiera.
Siguiendo con el tema que nos compete; no imaginas qué frío siento en este invierno sin ti. Mi sonrisa se extinguió porque no encuentro motivos para sonreír, ni siquiera mis hermosos hijos llegan a arrancarme una. Y a pesar de todo, estoy extremadamente tranquilo, algo raro en mí; porque tal vez me he curado pronto y de golpe de mi adicción: tú. No escucho nada, las canciones de amor no me hacen sentir ese calor en el corazón que sentía cuando estabas cerca. El aire vuelve a sentirse enrarecido, y mi casa vacía. La abandonaste, abandonaste la casa que te brindó sus habitaciónes para que descansaras; tenía la puerta sin llave y las ventanas sin rejas y decidiste irte a buscar esa preciada libertad. Yo no me quejo, sólo estoy triste y esperaré en silencio y en punto muerto a que algún día decidas volver al lado de este hombre que tanto te ama. Y si vuelves, ojalá que no sea demasiado tarde.
Esta es la primera carta desde que no estamos juntos, la primera que te cuenta mi alma, querida.

Frank.