martes, 31 de agosto de 2010

141º Carta

Barcelona, Viernes 27 de agosto de 2010

Amada mía:
Debo confesrate que a veces no sé qué hacer y me paralizo ante el transcurso de la vida. A veces me desespero y otras me siento con tanta calma como para reflexionar sobre nuestras vidas, en especial sobre nuestro amor. El mundo irreal al que me elevé cuando estábamos recién casados desapareció y ahora podría asegurarte que vivo con los pies en la tierra. Eso no significa que no sea feliz y que no me sienta afortunado por ser tu esposo; no significa tampoco que no esté enamorado y que hayan disminuído las intensidades de mi amor apasionado. A veces siento como un pájaro de fuego que me recorre el alma; será acaso que nuestra relación murió y surgió tantas veces

No hay comentarios:

Publicar un comentario