sábado, 26 de diciembre de 2009

Centésima décimo sexta carta

Barcelona, Sábado 26 de Diciembre de 2009

Adhara:
El tiempo que me has propuesto, cada vez me hace más grandes las heridas; voy a reconocer que los cuatro primeros días me hizo bien, a pesar de que pude llegar a pensar lo contrario, pero lo que sigue es desesperante y una tortura para mí.
Pasé por México, desesperado, buscando diversión y sobre todo una salida. No puedo estar sin ti, pero tampoco separado, procuro olvidarte. Te amo con toda mi alma, pero lo que me estás haciendo es un pago injusto a todo el amor que te di. Que me equivoqué, seguro; qué fui celoso y posesivo, sí, pero nunca dejé de darte amor, mi amor; nunca dejaste de ser la primera en mi vida. Mi primer pensamiento al despertar y el último al dormir. Lo que me estás haciendo es doloroso, pero no un dolor desgarrador, sino un dolor angustiante, constante y bajito.
Y yo trato de olvidarte, cada día, cada hora, cada minuto y segundo; no porque no te ame, ni quiera hacerlo, sino porque lo necesito, porque duele tu ausencia y el vacío que siento en mí mismo. Te extraño, te extraño tanto y no sé cómo haces tú para estar sin mí. Tú mientras tratas de olvidarlo a él y eso es algo muy doloroso. No sé si podré perdonarte este tiempo, sinceramente no sé si podré.
Porque por más malo e injusto que haya sido, no lo merezco. No merezco este castigo, porque cada vez que me comporté como lo hice, fue por amor y nada más que por eso. ¿Cómo podría hacerlo, si me estás sacando lo que más amo, lo que más me importa y lo que más quiero en esta vida? Sé que dices que necesitas tu tiempo, pero estoy algo cansado de esperar, porque siempre es alguien más que se interpone entre nosotros, porque hace años que estoy esperando que me ames, hace años que espero ser feliz contigo.
Comienza en días la gira, y aunque vi que va a ir gente conocida, pienso que tú y yo estaremos separados y eso no me gusta, nada. ¿Sabes?, creo que si este tiempo termina con la muerte de Tomas o unos días después de eso, no te lo podré perdonar nunca; en cambio si vuelves a mí, a pesar de qué él siga por ahí dando vueltas, me quedaré a tu lado para siempre.

El que un día fue tuyo, Frank.

No hay comentarios:

Publicar un comentario