viernes, 25 de diciembre de 2009

Centésima décimo quinta carta

Buenos Aires, Viernes 25 de Diciembre de 2009

Querida Geisha:
Me duele, ¡Qué dolor de cabeza!, ayer no tendría que haber tomado esas pastillas rosadas, ni beber tequila, ni fumar todo lo que fumé. Encima ensayo, otro ensayo, ensayos y más ensayos. Tengo ganas de hacer un viaje, pero no puedo si nos pasamos ensayando.
Ayer, en medio de una tremenda intoxicación, me di cuenta que la vida es una sola, sólo se vive una vez... nada es para siempre, y hoy puede ser un gran día; no estoy dispuesto a perderlo sufriendo, lloriqueando o en dudas, ya no. Espero que entiendas lo que quiero decirte; si quieres arreglamos ya las cosas, sino te voy a esperar, pero no. Voy a tratar de hacer una vida en la que tú no estés. Estos días sin ti me han servido para darme cuenta que nadie muere por amor y no me voy a morir sin ti; tú misma te has encargado de mostrarme que ese sentimiento de adicción hacia ti, no era más que una obsesión. Pero ahora me doy cuenta que aunque te ame, podría seguir viviendo si tú no estuvieras en mi vida, te extrañaría, sí, por supuesto, pensaría en ti un tiempo... pero me parece que si otro amor apareciera en mi vida, no me cerraría a amar, pero si amara a otra, me olvidaría de ti. No porque no te amara más ni estuvieras en mi corazón, sino por respeto, por lealtad, te quitaría de mi vida de un tirón. Dolería tal vez, pero no estaría con otra persona siguiendo amándote a ti.
Ayer no te vi en todo el día, ni hablamos. Hoy... puede ser un gran día, imposible de recuperar, no lo arruinaré, y espero que tú tampoco.

Te ama, Frank.

No hay comentarios:

Publicar un comentario