jueves, 11 de marzo de 2010

Centésima vigésima octava carta

Barcelona, Jueves 11 de Marzo de 2010

Querida mía:
te escribo desde el silencio, desde la tranquilidad de mi cuarto a solas. No estás. No estoy. Tantas veces dije que sin ti volvería a ser el monstruo sin corazón al que conociste, y tal vez eso debería ser para poder estar juntos para siempre. Y conste que no dije "ser felices" porque un monstruo sin corazón, que no puede amar, no puede ser feliz. Estamos comprometidos, debería haber escrito el domingo, que estaba tan feliz, sin poder creerlo... tan feliz hasta que me pediste permiso para volver a ser vos. Te dije una frase idiota "tú sé cómo quieras ser y yo te amaré", es cierto, porque siempre te voy a amar, pero no sé si podré seguir a tu lado; no si sufro más de la cuenta, no si vuelvo a sufrir lo que antes sufría, tampoco si me enojo tanto que empiezo a odiarte. Quisiera que no me importara, ¿pero eso preferirías?, ¿que te diga lo que él te dijo?¿ "haz tu vida"? si quieres te lo diré, pero me alejaré de ti, y tal vez para siempre, porque no puedo soportar una vida teniéndote al lado sin tenerte, no podría ser jamás sólo tu amigo. Y mis celos, hablando de ellos... me he puesto a pensar y son absolutamente normales. Uno puede no tener justificación si la mujer con la que está es sólo de él, pero así, mi amor... una relación así, me es muy difícil de mantener. Y sé que no es tu culpa, porque yo era peor que tú; siempre creí que serías la mujer perfecta para mí, porque tendría libertad y podría estar con quién yo quisiera cuando quisiera, pero no me importabas y no te quería. El trato era que serías una más, que yo me acordaría que tenía una novia/esposa, cada tanto, en uno de mis viajes a alguna ciudad cercana, te encontraría y te invitaría a cenar. Luego cada cual ser iría para su lado... pero no: como un idiota me fui a enamorar y te convertiste en todo para mí. Qué idiota, que estúpido fui. Debería haberme quedado como estaba, tal vez mentirte y decirte que te amaba (como antes lo hacía) para que estuvieras conmigo, un rato, y luego olvidarte hasta el próximo encuentro. Mi corazón sabe que no hubieras querido eso, mi corazón sabe que amas que me pase el día pensando en ti y que te ame de la forma en que te amo, pero mi corazón también sabe que no quieres cambiar... y que si no puedes hacerlo, ni yo lo hago, terminaremos separados y sufriendo.
Ojalá las cosas entre nosotros funcionen.

Tuyo, Frank.

No hay comentarios:

Publicar un comentario