lunes, 28 de junio de 2010

Centésima trigésima primera carta

Johannesburgo, Lunes 28 de Junio de 2010

Amada mía:
Hace tiempo que no te escribo, desde el primero de mayo para ser preciso; tal vez haya sido porque no tenía necesidad de hacerlo, después de todo, todo te lo digo a la cara, ya no tengo que esconderme detrás de un papel. ¿Sabes? me gusta mirarte a los ojos y hablarte, contarte lo que pasa por mi mente y mi corazón, aún con el riesgo de que me trates de un tipo loco y cursi, y tal vez porque todas mis locuras tienen que ver contigo, es que me causa gracia que me llames así.
Estoy escuchando una de las canciones que me dedicaste una vez; la escucho y el estómago se me llena de insectos que caminan y vuelan de un lado a otro, ya sabes, las dichosas mariposas. La canción es "Me gustas" de Joan Sebastian, todavía recuerdo la sensación que tuve cuando me la dedicaste; si las emociones surtieran efecto en el aspecto físico de quién las siente, podrías haber visto claramente como me derretía en cuerpo entero, y como iba creciendo esa sed, esa adicción hacia ti, que aún sigue creciendo hoy.
Luego empezaron a aparecer los recuerdos en mi mente, aunque siempre andan revoloteando por ahí. Quién se hubiera imaginado aquella vez que hoy serías mía, tan mía y yo tuyo, tan tuyo, que ese amor que apenas comenzaba, se volvería tan fuerte y tan hermoso. Y aún no sé qué tienes que haces que a diario me enamore más de ti; será parte de la locura tal vez, pero si alguien me hubiera contado lo que pasaría (cuando me dedicaste esa canción), si me hubieran dicho que te amaría más, que se potenciarían las sensaciones y sentimientos que siempre produjiste en mí; si hubiera sabido que no podría escapar nunca de tu amor.. si pudiera volver el tiempo a aquella vez, lo volvería a hacer todo igual. Volvería a enamorarme de ti perdidamente, volvería a dedicarte cada uno de mis días; volvería a darle cabida a este sentimiento tan grande que tengo en el pecho, mi amor por ti.
Volvería a vivir nuestro amor, pero sin las equivocaciones cometidas, aunque aún pienso que todo eso, fue parte del camino; del que teníamos que transitar para llegar a amarnos como hoy lo hacemos. Porque tú y yo forjamos lazos tan fuertes que no se podrán romper con nada, porque nuestros besos (y nuestro amor) es indestructible, como la publicidad de Topline Kiss, ¿te acordás?; porque con vos todos los días tengo una experiencia religiosa.
Gracias mi amor, por hacer cada día de mi vida una historia de amor, por llevarme de la mano a las nubes y por amarme, y ¿sabés qué?, no quiero bajarme nunca de esta nube y amar allí contigo; luego no te sorprendas si soy cursi o loco, porque tú, solamente siento tú misma, llenas mi vida de colores, alegría y felicidad. Me hacés inmensamente feliz y te amo, como jamás imaginé que podría amar.

Tuyo, Frank.