sábado, 18 de septiembre de 2010

145º Carta

Berlín, Domingo 19 de Septiembre, madrugada

Amada mía:
Fue hace seis años cuando indirectamente me pediste que no perdiera el tiempo contigo. Tú estabas destrozada porque Tomas te había dicho que ya no volvería nunca a tu lado, y aunque te parezca mentira, yo me siento así hoy. Y no es porque me hayas dicho que terminamos, es más, tú ni sospechas que me siento así y que siento el terrible final en el aire. Vi avanzar tu enfermedad y eso me llena de temor, ¿Qué pasará si nunca te recuperas? terminaremos ambos muertos en vida, porque tú sabes que eres mis ganas de vivir y si tú no tienes ganas, yo no tengo nada. Las horas se hacen lentas y pesadas mientras espero para tener una charla contigo; mis ojos apesumbrados arden del dolor por el esfuerzo que hago porque no caigan las lágrimas, y no dejo de escuchar tu dulce voz llamándome a lo lejos.
Ayer me preguntaste por qué planeaba mi futuro contigo, y creo que si te veo hoy te contestaré a eso. No quiero vivir una vida vacua contigo, creo que preferiría estar muerto a sufrir ese castigo.. a verme obligado eternamente al aburrimiento y a disfrutar de tus pequeñas muestras de amor, mientras nos consume el silencio, la costumbre, el hastío y la rutina.
Hoy quiero proponerte que empecemos todo de nuevo, pero no porque estemos peleados; sino porque anhelo los días pasados hace seis años, y a pesar de que hayan pasado cosas horribles luego, como el conocido y mencionado viaje a Dubrovnik, creo que siempre puedo rescatar cosas buenas de nuestra relación, y aunque haya llegado a pensar que era tóxica y que era un castigo, hoy pienso lo contrario y si decidieras terminar, me llevaría sólo recuerdos hermosos de lo que fue una aguja en el pajar; porque lo nuestro es único e irrepetible, como los cometas se ven cada cien años, lo nuestro sólo se podría ver cada eternidad.
Firmo esta carta con dolor de mi alma, y aunque quisiera escapar al castigo, desearía que nuestro amor fuera eterno y que no terminara nuestra relación jamás.

Tuyo por siempre, Frank.

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